Como toda acción humana, la organización de un evento nace de
una NECESIDAD, que puede ser de tipo social, empresarial o institucional.
Independientemente del tipo que sea, la necesidad de organizar un evento es de
carácter comunicacional. A través del evento las personas u organizaciones
necesitan informar, enseñar, motivar, promocionarse, celebrar un
acontecimiento, interactuar, conocer, conmemorar, transmitir un mensaje,
establecer y fortalecer relaciones, etc.
Para satisfacer las necesidades
comunicacionales de las organizaciones es necesario desarrollar
acciones, y en concreto, acciones de comunicación. Según Diego Zala, autor del
libro “La comunicación en los eventos”, la comunicación de una organización
engloba cinco disciplinas: el marketing, la publicidad, las relaciones
públicas, las relaciones con la prensa y la organización de eventos.
El marketing se utiliza para investigar nuestro mercado,
detectar sus necesidades y diseñar el producto o servicio que nos permita
satisfacerlas. La publicidad se encarga de proyectar los productos o servicios
que ofrecemos con el fin de motivar una acción de consumo. Las relaciones
públicas sirven para mejorar las relaciones entre la organización y sus
públicos, fortaleciendo sus vínculos para lograr aceptación, fidelidad y apoyo.
Las relaciones con la prensa se encargan de que los medios de comunicación
conozcan nuestros mensajes y los difundan en la sociedad. Por último, la
organización de eventos es la puesta en escena de los mensajes de la
organización y nos ayuda a lograr una gran repercusión entre nuestros públicos.
Por tanto, como organizadores de eventos trabajaremos de manera
coordinada con las diferentes áreas de comunicación, las cuales deberán estar
siempre encaminadas hacia los mismos objetivos.
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