La organización de eventos suele comenzar con una cierta
sensación de desorientación al no saber por dónde empezar y cómo arrancar. Al
principio, nos encontramos en medio de un mar de ideas que parecen difíciles de
ordenar y encajar.
Sin embargo, es posible organizar y desarrollar estas ideas a
través de una metodología que permita ir definiendo y resolviendo aspectos de
manera ordenada y coordinada. Es difícil establecer una secuencia lineal de las
fases de organización cuando algunas deben realizarse de manera simultánea, pero
seguir cierto orden ayuda a estructurar el trabajo.